sábado, 12 de enero de 2013

La Percepcion del Tiempo



Desde la antigüedad el ser humano ha mostrado su curiosidad por el tiempo. En la mitología griega, podemos encontrar al dios del tiempo llamado Cronos. La leyenda menciona que Cronos engulló a sus hijos para alcanzar la inmortalidad. En analogía e irónicamente con la leyenda griega sobre Cronos, el tiempo consume todo lo existente y permanece inmutable en la existencia. Dentro de la filosofía también se discutía sobre la existencia y la esencia del tiempo. Para Aristóteles, el tiempo era absoluto y lo consideraba como un marco de referencia fijo, que no cambia y donde suceden los eventos. Para Kant, el tiempo era subjetivo al ser humano que la experimentaba, este podría ser influenciado por los objetos y por nuestro estado interior. Fue Kant quien dio paso e importancia a la perceptibilidad del tiempo. 

Años después la psicología rama nacida de la filosofía se interesa en el concepto tiempo. Para el siglo XIX, Külpe construye las características fundamentales de la sensación las cuales son la intensidad, la cualidad y la duración en adicción de la extensión para los sentidos de la visión y el tacto. La investigación psicológica sobre la percepción del tiempo fue clasificada por Block (1990), este la divide en tres áreas de investigación: los ritmos biológicos, las experiencias de duración y el estudio del tiempo histórico-cultural. Basados en esta premisa se asume que el tiempo se puede medir en tres medios, el medio interno (Biológico), el medio relacional o interactivo interno-externo (Experiencia) y el medio externo (Físico). Para este mismo año Fernández Guardiola, A. (1990), nos habla sobre los ritmos biológicos, menciona que el ser humano esta estructuralmente condicionado por el cerebro el cual posee una velocidad de procesamiento y una capacidad de memoria que evoluciona durante el desarrollo. Este describe que el sentido del tiempo es un concepto sensorial que tiene una enorme variabilidad y subjetividad.  
Mientras la psicología buscaba explicar la percepción del tiempo en términos cognitivos, las neurociencias ya investigaban los mecanismos de demora de la conducción eléctrica a través de las neuronas. Este tipo de investigación conducida por Braitenberg (1967), intentaba explicar la función del control temporal del cerebelo. Se media el tiempo en función de la distancia recorrida por el impulso eléctrico a lo largo de las fibras nerviosas entre la señal de entrada y la señal de salida. Aquí fue donde comenzaron los estudios electrofisiológicos, conjuntamente  con los estudios neurofisiológicos que mediante estrategias de lesión y estimulación en diferentes áreas de la corteza encefálica buscaban explicar la temporalidad a nivel cerebral.
Rápidamente comenzaron los estudios neuropsicológicos, Ivry y Keele (1989), encontraron que en pacientes con lesiones en el cerebelo presentaban una significante variabilidad en el cronometraje a diferencia del grupo control. Esta diferencia se mostraba tanto en una tarea de golpeteo como en una tarea de estimación de intervalos. Otras investigaciones neuropsicológicas con pacientes de Huntington y Parkinson han encontrado que estos presentan mayor variabilidad en tareas de intervalos lo cual sugiere una relación entre el cronometraje y los ganglios basales o las vías dopaminérgicas. Con la llegada de las técnicas de neuroimagen se emplearon mejores y especificas investigaciones sobre la percepción temporal. Una de las primeras técnicas utilizadas fue la tomografía por emisión de positrones (PET) esta fue empleada por Jueptner, M., Rijntjes, M., Weiller, C., Faiss, J. H., Timmann, D., Mueller, S. P., et al. (1995), para tratar de localizar la función de cronometraje en una tarea de percepción de duración. Estos hallaron que las activaciones mayormente significativas eran en el cerebelo y en los ganglios basales. Otra de las técnicas utilizadas fue la resonancia magnética funcional (MRIf) por Rao, Mayer y Harrington (2001), estos encontraron activaciones en el vermis del cerebelo y en los ganglios basales cuando se le presentaba un evento o tarea de percepción de duración al individuo. También observaron activación temprana a nivel de la corteza específicamente en las áreas premotora bilateral y parietal inferior derecho.

Según Correa, A., Lupiañez, J., y Tudela, P. (2006) las estructuras cerebrales clave para el procesamiento temporal son el cerebelo, los ganglios basales, el lóbulo frontal y la corteza parietal. Estos centran al cerebelo como la estructura fundamental la que provee sincronización temporal de movimientos, percepción de la velocidad relativa de varios objetos así como la función de cronometraje y predicción. Los ganglios basales regulan el cronometraje a través de las vías dopaminérgicas en los núcleos caudado y putamen estriado. La corteza parietal interviene en la codificación espacial y en el procesamiento de cantidades numéricas. Mientras que el lóbulo frontal utiliza la memoria de trabajo, el mantenimiento activo, la monitorización y organización de las representaciones. 

Inclusive la Neurofarmacología ha intentado alterar o estabilizar la percepción del tiempo a través de drogas. Meck, W. H. (1996 & 2005) encontró que el uso de antagonistas dopaminérgicos agilizaba el proceso de cronometraje en ratas. Mientras que el uso de agonistas dopaminérgicos enlentecía el proceso, de igual forma la alteración de los receptores dopaminérgicos del cuerpo estriado en los ganglios basales y la sustancia negra fueron confirmados con estudios de lesión en dichas áreas.  

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